viernes, 30 de noviembre de 2007

Caminando en círculos II

Crees que te conoces, pero en realidad no es así.
¿Debilidad social? Tal vez. El caso acaba en que no puedes hablar con nadie, sin que algo lo impida, sin que un pequeño detalle haga aparecer esos silencios tan incómodos, o alguien tenga tanta prisa que no quiera ni escucharte.
Escuchar. A veces se echa de menos el que alguien te escuche.
¿Desde hace cuánto no me escuchan a mí?
Me gustaría poder llamar a alguien por teléfono y decirle un simple "qué tal", y luego quedar para tomar un café. Un simple café ¿tanto cuesta? Y no hablar de amores platónicos, ni de ropa, nisiquiera del tiempo que hace ni de demás temas banales, sino de ALGO. ¿Tanto cuesta hablar de ALGO?
Un tema sustancial, coherente, interesante. Algo que te llene mientras conversas y das otro sorbo más al café...

Crees que te conoces cuando estás todo el día "conectado a tí mismo", piensas, te miras en el espejo, pero luego ves una realidad totalmente diferente, ves a un verdadero desconocido, alguien que no sabe qué decir ni qué hacer. Alguien diferente, quizá.

Haces caso a la sociedad, emulas ser feliz, y hablas con todo el mundo. Nada sirve. En éste mundo o eres "guay" o eres un pardillo.
Pardillo.
Y si no eres "guay" no eres nada. Ni tu -poca o mucha- capacidad mental te servirá, y nisiquiera Harry Potter tendrá un embrujo para deshacer este embrollo pseudopsicológico. No tendrás trabajo porque eres tímido, no tendrás amigos porque eres un "pardillo", no tendrás pareja (¿) porque eres invisible.

Un día miras una fotografía y ves que no eres nadie.
¿Nadie? Sí, nadie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cuántas veces he pensado yo en eso del café! Una tarde tranquila, conversando, de algo interesante, con alguien interesante, y con un café. Sin preocupaciones, mirando a los ojos y leyéndolos. Últimamente me ha dado por mirar las miradas de la gente, dicen mucho más de lo que parece. Todo el mundo mira y siente, otros sienten que no les miren. Todo el mundo necesitaría esa tarde de café y charlar, durante mucho tiempo, pero casi nadie lo hace. ¿De verdad cuesta tanto?