La noche ya entrada custodiaba la ciudad. Una ciudad pequeña y de algún modo, solitaria.
Y en una de sus casas, en un barrio inexistente para muchos, una chica yacía tumbada sobre su cama. Sentía el paso de los segundos, minutos, horas...pero seguía ahí, tumbada, mirando hacia ningún punto concreto del techo.
Quiso olvidar la angustia que le oprimía el pecho durante los últimos días, quiso que ésa fuera la primera noche de muchas noches más felices, en otro lugar...
Quiso cerrar la puerta de su casa por última vez, y desaparecer por la bocacalle que limitaba su barrio, disfrutando de una de las últimas noches de verano.
Quiso, pero no pudo. Algo la ataba aún a ese lugar, quizá sus recuerdos, y todo aquello que probablemente en un futuro echaría de menos.
-Horas muertas -susurró.
Horas muertas, las que pasaría sobre su cama, soñando con un futuro esperanzador que nunca llegaría, durante las cuáles luchaba por salvar el último resquicio de una relativa cordura.
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1 comentario:
Cuantas horas así, parecidas, he vivido yo... Siento haber estado ausente estos días, en vacaciones al final siempre se nos trastocan los planes... Bueno me alegro de estar aquí de vuelta y de leerte de nuevo, tengo ya ganas de seguir con la historia de Elsa, voy a ver espero que hayas escrito mucho!Besos!
PD: No olvido q tengo un test pendiente contigo!!!
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