Llovía, era un día realmente frío...un día con tan poca gente, un día con tan poca alegría para tantos...Lluvia, la ciudad olvidada, Oviedo. Lluvia u orbayo (como se llama aquí) con esas diminutas gotas empapando lentamente la ropa. Mojando las paredes de la catedral, que incluso un día de lluvia se alza majestuosamente sobre esa plaza tan grande, se alza sin que nadie la vea, sin que nadie levante la vista y contenga una exclamación por su belleza. Lluvia, con esas callejuelas estrechas del casco antiguo, con el museo de bellas artes esperando ser visitado por muchas más personas de las que lo visitan, con la plaza del Ayuntamiento esprando ser pisada por pies desconocidos, admirando esa plaza, la iglesia que cierra la calle, y todas esas bocacalles que dejan paso a callejuelas intrincadas y tienduchas abandonadas. Un día lluvioso tiene demasiado encanto y hechizo, mientras que para los demás es un día triste y melancólico para mí es la culminación de una alegría que está por surgir, con los zapatos chapoteando en los charcos, con mi libro de El Greco empapandose también, con la mochila dejando pasar el agua hacia las páginas de los libros...Turistas con paraguas hablando alemán, francés, inglés...turistas con encanto, turistas curiosos que miran como si fueras lo más extraordinario del mundo. Sí, conozco esa mirada, yo miraba así hace unos meses, en París, otra gran ciudad con lluvia y frío, con gente con encanto, con gente vestida con suntuosos trajes...con ése típico encanto que a mí tanto me gusta.
Ayer llovía, yo caminaba lentamente, caminaba mojándome, caminaba por ésa Plaza de la Catedral, conteniendo una exclamación al ver la belleza que pocos saben apreciar, la belleza de una ciudad olvidada y desconocida quizá para demasiados, belleza que sólo se ve cuando llueve, belleza de una ciudad gris, belleza de ésa ciudad que ha enamorado tanto a Woody Allen como a mí. Simplemente belleza.
jueves, 11 de octubre de 2007
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2 comentarios:
La lluvia, siempre la lluvia, un canto imperceptible desde yo qué se dónde, pero vaya canto ea.
Yo soy de esos raros a los que les gusta la lluvia. En mi opinión la lluvia realza los colores de la ciudad, lo rojo es más rojo y el asfalto más oscuro. Enhorabuena por el post chica de la lluvia (u orbayo), un beso.
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